Ricos y pobres: las razones de la brecha digital entre los jóvenes argentinos
De
los "millennials" de alto poder adquisitivo, cinco de cada diez usa
tecnología casi todo el tiempo en su trabajo. En los sectores bajos,
sólo uno de cada diez. Conocé las causas.
La irrupción de la tecnología ha impulsado cambios en nuestros valores y la manera en la que interactuamos entre nosotros y con el mundo. Nuestros jóvenes, conocidos como Millennials, la generación que tiene entre 18 y 35 años, han crecido en un ambiente en dónde la inmediatez pasó a tener un valor supremo.
Viven al mundo digital como una extensión del mundo real que les permite comunicarse, entretenerse e informarse. Representan el 28% de los argentinos y, dado su peso demográfico, serán quienes en el corto y mediano plazo se verán más afectados por la revolución tecnológica, que producirá cambios en los medios tradicionales de producción. Es por ello que interesa especialmente conocer a esta generación.
Según datos del estudio Compás Millennials que realizamos junto con BID/Intal, el 96% de los jóvenes argentinos se conectaron en el último mes, siendo el teléfono celular con Internet el dispositivo más usado y con alta penetración en todos los segmentos (93% posee celular con Internet mientras solo 55% computadora).
Casi todos usan redes sociales (92%) y están un promedio de cuatro horas al día chateando, tres navegando y dos viendo televisión. Igualmente poseen un mundo offline activo y manifiestan necesidades y preferencias por fuera de Internet, como hacer amistades y vínculos cara a cara. Sostienen que los amigos son sobre todo los de la vida, no los de las redes sociales.
La tecnología como herramienta de socialización y entretenimiento está profundamente internalizada en los jóvenes pero se ha extendido menos al ámbito laboral. El uso cotidiano está marcado por el nivel socioeconómico: mientras cinco de cada diez jóvenes de clase alta utiliza tecnología casi todo el tiempo en su trabajo, sólo uno de cada diez en los sectores bajos la utiliza. Existe una marcada brecha digital, tanto en el acceso como en conocimiento informático según nivel socioeconómico.
Aun cuando un 80% cree que es imprescindible saber usar Internet y las nuevas tecnologías para poder moverse en el mundo de hoy, tienden a considerar que la educación formal da más oportunidades de entrar en el mercado laboral que saber usar las nuevas tecnologías.
Una investigación realizada por CIS UADE-Voices! muestra que entre quienes han terminado los estudios universitarios, siete de cada diez opinan positivamente de la formación que recibieron. Pero sólo un 17% de los jóvenes de 25 a 34 años alcanzó ese nivel, mientras cinco de cada diez millennials terminaron el nivel secundario y son muy críticos de lo que el sistema educativo medio les ha ofrecido. Un 65% considera que la escuela secundaria los prepara poco o nada para el mundo del trabajo.
Hay una gran proporción de jóvenes que tienen conocimientos tecnológicos básicos. Pero existe una gran brecha digital con jóvenes de estratos bajos con muy pocas habilidades informáticas.
La relación cercana con la tecnología y su uso frecuente para el estudio, el trabajo, la información está circunscripta sobre todo al grupo de nivel económico alto. El 66% trabaja, 12% solo estudia y 22% ni trabajan ni estudian. Dentro de los “NI-NI” encontramos que hay una mayor proporción de mujeres y que sólo 3% de los jóvenes de clase alta/media alta son “NI-NI” versus un 32% de clase baja.
El futuro es siempre difícil de predecir pero sabemos que se requerirán nuevas capacidades tecnológicas y científicas junto con habilidades “blandas” como la capacidad de trabajar en equipo, flexibilidad y buena comunicación.
Los cambios ya están y se aceleran. Nos afectan a todos, aun cuando muchos piensen que es un problema de los países desarrollados y no del nuestro y de cada uno personalmente. Pero también son una oportunidad. La variable tiempo es fundamental. Los países que se adapten primero y formen a su gente estarán preparados para enfrentar los nuevos desafíos. El tiempo es ahora y los argentinos podemos hacerlo.
Dos aspectos centrales en los que debemos trabajar son: 1) resolver la desigualdad económica y la brecha digital y 2) desde la educación formal, las empresas y las políticas públicas fomentar el uso y capacitar en las nuevas tecnologías y habilidades blandas que se requerirán. Esto se está haciendo poco. Los Millennials están abiertos pero no encuentran quienes los capaciten y mentoreen.
La irrupción de la tecnología ha impulsado cambios en nuestros valores y la manera en la que interactuamos entre nosotros y con el mundo. Nuestros jóvenes, conocidos como Millennials, la generación que tiene entre 18 y 35 años, han crecido en un ambiente en dónde la inmediatez pasó a tener un valor supremo.
Viven al mundo digital como una extensión del mundo real que les permite comunicarse, entretenerse e informarse. Representan el 28% de los argentinos y, dado su peso demográfico, serán quienes en el corto y mediano plazo se verán más afectados por la revolución tecnológica, que producirá cambios en los medios tradicionales de producción. Es por ello que interesa especialmente conocer a esta generación.
Según datos del estudio Compás Millennials que realizamos junto con BID/Intal, el 96% de los jóvenes argentinos se conectaron en el último mes, siendo el teléfono celular con Internet el dispositivo más usado y con alta penetración en todos los segmentos (93% posee celular con Internet mientras solo 55% computadora).
Casi todos usan redes sociales (92%) y están un promedio de cuatro horas al día chateando, tres navegando y dos viendo televisión. Igualmente poseen un mundo offline activo y manifiestan necesidades y preferencias por fuera de Internet, como hacer amistades y vínculos cara a cara. Sostienen que los amigos son sobre todo los de la vida, no los de las redes sociales.
Mirá también
A pesar de ser nativos digitales, se informan principalmente a través de la televisión
(79%), especialmente en los sectores bajos. Las redes e Internet se
ubican en segundo lugar, a excepción de la clase alta donde es lo más
utilizado.Gerardo Della Paolera: "Educar a la ciudadanía desde la primera infancia es difícil... más fácil es hacer autopistas"
La tecnología como herramienta de socialización y entretenimiento está profundamente internalizada en los jóvenes pero se ha extendido menos al ámbito laboral. El uso cotidiano está marcado por el nivel socioeconómico: mientras cinco de cada diez jóvenes de clase alta utiliza tecnología casi todo el tiempo en su trabajo, sólo uno de cada diez en los sectores bajos la utiliza. Existe una marcada brecha digital, tanto en el acceso como en conocimiento informático según nivel socioeconómico.
Aun cuando un 80% cree que es imprescindible saber usar Internet y las nuevas tecnologías para poder moverse en el mundo de hoy, tienden a considerar que la educación formal da más oportunidades de entrar en el mercado laboral que saber usar las nuevas tecnologías.
Una investigación realizada por CIS UADE-Voices! muestra que entre quienes han terminado los estudios universitarios, siete de cada diez opinan positivamente de la formación que recibieron. Pero sólo un 17% de los jóvenes de 25 a 34 años alcanzó ese nivel, mientras cinco de cada diez millennials terminaron el nivel secundario y son muy críticos de lo que el sistema educativo medio les ha ofrecido. Un 65% considera que la escuela secundaria los prepara poco o nada para el mundo del trabajo.
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Existe
una disparidad entre las capacidades que se requieren para los nuevos
puestos de trabajos que traen las nuevas tecnologías y las aptitudes que
se les enseñan.Jean-Michel Blanquer: "La escuela debe transmitir los saberes fundamentales: leer, escribir, contar y respetar"
Hay una gran proporción de jóvenes que tienen conocimientos tecnológicos básicos. Pero existe una gran brecha digital con jóvenes de estratos bajos con muy pocas habilidades informáticas.
La relación cercana con la tecnología y su uso frecuente para el estudio, el trabajo, la información está circunscripta sobre todo al grupo de nivel económico alto. El 66% trabaja, 12% solo estudia y 22% ni trabajan ni estudian. Dentro de los “NI-NI” encontramos que hay una mayor proporción de mujeres y que sólo 3% de los jóvenes de clase alta/media alta son “NI-NI” versus un 32% de clase baja.
El futuro es siempre difícil de predecir pero sabemos que se requerirán nuevas capacidades tecnológicas y científicas junto con habilidades “blandas” como la capacidad de trabajar en equipo, flexibilidad y buena comunicación.
Los cambios ya están y se aceleran. Nos afectan a todos, aun cuando muchos piensen que es un problema de los países desarrollados y no del nuestro y de cada uno personalmente. Pero también son una oportunidad. La variable tiempo es fundamental. Los países que se adapten primero y formen a su gente estarán preparados para enfrentar los nuevos desafíos. El tiempo es ahora y los argentinos podemos hacerlo.
Dos aspectos centrales en los que debemos trabajar son: 1) resolver la desigualdad económica y la brecha digital y 2) desde la educación formal, las empresas y las políticas públicas fomentar el uso y capacitar en las nuevas tecnologías y habilidades blandas que se requerirán. Esto se está haciendo poco. Los Millennials están abiertos pero no encuentran quienes los capaciten y mentoreen.